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Entrevista con Gloria Hermida, la presidenta de Sociedad Internacional de Optometría del Desarrollo y del Comportamiento (SIODEC)
A menudo los niños tienen dificultades para memorizar palabras o comenten una y otra vez los mismos fallos ortográficos, ¿qué papel juega la vista en este proceso? ¿podemos ayudar a nuestros hijos a memorizar mejor o a su rendimiento escolar si tienen un correcto análisis de su visión? Hablamos con Gloria Hermida, la presidenta de Sociedad Internacional de Optometría del Desarrollo y del Comportamiento (SIODEC) y responsable del Centro de Optometría Comportamental San Francisco.
¿Cuál es el principal objetivo de la terapia visual que usted reraliza en consulta?
Lo básico es que veamos bien, que veamos nítido, y que no veamos doble, que es una de las cosas que a veces vemos mucho en los niños y nadie se lo detecta. Así es difícil dar sentido a las cosas que nos rodean. La terapia visual tiene como dos partes: un niño que está aprendiendo a leer y que tiene un problema de enfoque puede hacer que no esté viendo bien las letras y entonces no pueda aprender. No significa que tenga un problema de aprendizaje, porque ese niño puede aprender. Como no ve nítido, o ve doble las letras, todo ese proceso de aprendizaje no lo realiza.
Además suele coincidir con una etapa donde los niños no expresan qué les pasa
Sí, además se hace en una etapa donde los niños no expresan lo que les pasa… Ellos no manifiestan « veo doble» o «veo borroso». Ellos no han visto de otra manera nunca, no tienen con qué comparar. Eso genera que a lo mejor ese niño tenga un problema en la adquisición de la lecto escritura que no debería tener, porque a ese niño cerebral o neurológicamente no le pasa nada. Está perfecto. Son niños que muestran una gran inteligencia en muchos ámbitos, pero en lo relacionado con fijar o leer, como más de precisión, empieza el problema. ¿Qué ocurre? que un niño de 6 o 7 años que no enfoca, que no puede memorizar o que no puede hacer bien el procesamiento visual, en un aula seis horas sin manifestar «oye, es que me pasa esto», puede derivar en un problema de atención porque no puede realizar la tarea, no porque tenga un problema de atención. Porque en otros ámbitos mantiene la atención perfectamente. Y un problema de atención se manifestaría en cualquier cosa, en una película… no solo en la lecto escritura. Eso es un síntoma diferenciador. Niños que solo tienen problemas en las cosas escolares.
Pero el tratamiento optometrista puede llegar a mejorar el comportamiento…
Sí, pero cuando hablamos de eso, simplemente sucede porque eliminamos aquello que está limitando que el niño pueda prestar atención y que se distraiga. De esa manera ya puede ver bien, puede seguir el ritmo normal de la clase. La cuestión es que un niño de 6 años, de 7 con el cerebro a tope porque no le pasa nada, tiene que incordiar por algún lado. Esa inteligencia tiene que salir, y son niños que a veces dan mucha guerra en clase. Pero insisto, realmente nuestro trabajo no es modificar el comportamiento, lo que ocurre es que es algo que sucede normalmente. Cuando el problema visual es muy relevante.
¿Hay grados?
Es como en todo. Hay veces que tienes un problema pero no interfiere. También depende de la persona. Hay algunos pacientes que con un problema muy leve tiene un gran impacto en la ejecución de algo, y otros que están fatal, y funcionan bien. Por eso es muy importante hacer revisiones a los niños y que sea el profesional el que te diga «hay algo pero no es tan signficativo para que esto te de problemas». Y si en seis meses el niño va peor, ya sabes donde acudir.
Se sobre entiende que cuanto antes se trabaje, mejor. ¿Dónde estaría el límite en los niños?
Sí, cuánto antes se trabaje, mejor. Más rápidos serán los tratamientos, no más eficaces, porque se puede trabajar esto en un adulto también. Da igual la edad. Pero claro, ese niño no lo está pasando bien en el aula. Porque sí que vemos muchos niños que están etiquetados de vagos, de mal comportamiento, cuando lo único que les pasa es que visualmente no pueden seguir el ritmo de la clase.
Realmente en el primer ciclo de primaria, que es cuando los niños aprenden a leer y a escribir, el sistema visual debería estar funcionando al 100%. A los seis años un niño ya tiene un sistema visual prácticamente como el de un adulto. A esa edad es muy importante una revisión, o incluso antes, a los 4. Porque ahora a los niños les enseñan a leer y a escribir muy pronto, y muchos no están preparados. A veces nos vemos obligados a intervenir aunque lo mejor sería esperar porque puede que lo haga solo. Pero no con seis horas de clase y cuatro de deberes.
¿Por qué?
Porque a lo mejor el niño lo madura solo, pero como está expuesto a la lectoescritura hay que darle una ayuda. Y no pasa nada, porque afortunadamente esto se puede hacer, y el niño entrará en Primaria con unas herramientas visuales totalmente normalizadas para que pueda afrontar lo que es la demanda escolar con normalidad.
¿Qué porcentaje de niños hay con este problema?
Hay un estudio de hace poco tiempo, en el que examinaron a niños con problemas escolares y vieron que un 66% tenía problemas visuales. Es importante diferenciar, porque en esto hay mucha controversia y el lenguaje no ayuda. Una cosa son los problemas de aprendizaje: la dislexia, la discalculia, el TDAH… y otra cosa son los problemas visuales que causan problemas escolares. Es diferente. La terapia visual no va a curar la dislexia. Sí podemos trabajar con niños con dislexia y solucionar sus problemas visuales, la sintomatología de la dislexia mejora, porque había una mezcla de problemas. Como también es muy importante que las familias no descarten hacer una revisión por un posible problema visual porque ya hay un diagnóstico de dislexia, o de TDAH. Muchos niños con este trastorno tienen también problemas visuales, y mejoran una barbaridad. Entrenas las habilidades de percepción, van a mejorar. A un niño con un problema como el TDAH le vas a ofrecer unas herramientas muy potentes para que tengan un sistema para compensarlo y eso no sea tan problemático. No tratas el trastorno, le das un complemento para funcionar mejor. Al final lo que las familias ven es que el niño mejora.
Pero repito, hay que dejar claro que la terapia visual solo va a solucionar los problemas visuales. Si luego el niño tiene otros problemas, tendrá que ir además a otros profesionales. Por eso nosotros hablamos siempre de trabajo multidisciplinar. Los optometristas nos dedicamos a la visión, pero tenemos contacto con fisioterapeutas, logopedas, psicólogos, con los orientadores de los colegios, los tutores… Muy importantes también. Nosotros somos sanitarios, y vamos a hacer un trabajo de rehabilitación visual, pero ese niño que ha derivado en un problema de comportamiento por un problema visual deberá ser atendido por un psicólogo. O si el niño además tiene una dificultad fonológica, pues a lo mejor el problema de lectura derivado en parte del problema visual y parte del fonológico. Entonces, tenemos que intervenir los optometristas y los logopedas. Esto es importante para que el tratamiento sea correcto y no tengamos a los niños mareados de consulta en consulta.
¿El orden de los tratamientos es importante? ¿Por dónde hay que empezar?
Sí es importante. Y hay que empezar, desde mi punto de vista, por lo que originó el problema. Es decir, si por ejemplo claramente es un problema visual, que ha derivado en un problema de comportamiento, eliminamos el problema visual, y luego derivamos al psicólogo. Si es un problema que es visual y fonológico, lo mejor sería que se trabajase de manera simultánea, con los dos profesionales a la vez y coordinados. A veces, incluso coordinados con el colegio, y eso es lo ideal.
¿Por qué no se habla de la figura del optometrista?
Tengo una teoría. Y es que los problemas visuales no se ven, no se tocan, no se oyen. Un niño con un problema del lenguaje no dice la erre y eso lo diagnostica cualquiera, hasta el vecino del quinto sabe que ese niño no habla bien. Hasta un estrabismo, que un ojo se vaya para fuera, o para dentro… Pero en un caso de desenfoque, a simple vista no se puede detectar, a no ser que se haga una evaluación visual completa que no se está haciendo. Cuando crees que tu hijo no ve bien, pues puede ser la vista, y esto culturalmente ya está contemplado. Pero tu hijo puede ver bien de lejos y con un ojo tapado, pero si tu hijo tiene visión doble, en esa revisión esto se escapa. Si el niño puede ver bien de lejos y mal de cerca. Entonces, qué ocurre, a esos papás ya le han dicho que su hijo ve bien, y esa familia descarta el problema visual. Esos niños empiezan a recorrer consultas y consultas. Tengo una compañera que les llama «las familia peregrinas». Me gusta mucho porque es así. Y a nosotros nos llegan tres o cuatro años más tarde, con muchos problemas ya asociados que si lo hubiésemos pillado a tiempo no se hubieran desarrollado, esa frustración por ir al colegio… Lo peor es que muchas veces las familias se enteran de casualidad, o porque alguien ha hablado con una mamá o papá del colegio. Pero para muchos niños con problemas visuales es un problema muy grave ir a la escuela, cuando deberían ir al colegio felices.
¿Qué tipos de ejercicios se hacen?
Cualquier tipo de movimiento visual, enfoque, movimientos oculares, lo que es la convergencia, que es la capacidad de mirar cerca y no ver doble, y luego también trabajamos habilidades de percepción visual, como la memoria visual, la discriminación visual… que para reconocer un objeto desde diferentes ángulos es el mismo. Esto es algo que los bebés no adquieren hasta los dos años pero que los niños a medida que van creciendo, lo van madurando, pero no todos. A veces es simplemente porque van más lentos, y no pasaría nada, pero como los exponemos pronto a hacer tareas para los que no están preparados, surgen los problemas. A veces los problemas, de hecho, los fabricamos. Otras veces el niño tiene dificultades (menores con trastorno generalizado del desarrollo, que son niños que van a desarrollar mucho más lentos, y que incluso por sí solos no lo consigan, autismo, niños con síndrome de Down, o cualquier otro síndrome cromosómico va a tener problemas en el desarrollo visual y vamos a tener que intervenir.
¿Cuánto se tarda en solucionar un problema visual de este tipo?
Depende del problema, si es sencillo, en cuatro meses lo podemos tener solucionado. Si ya es algo más complejo, con muchos problemas derivados, podemos llegar a tardar un año. Por eso cuanto antes vengan los pequeños, mejor para todos. Lo que ocurre es que no estamos acostumbrados a trabajar en la prevención. Hasta que no hay un problemón, no se interviene. Y hay cosas que quizá no son patológicas, no son enfermedades, son disfunciones. Esto ahora mismo es todo privado. Queda mucho para que todo esto, que realmente es salud, esté contemplado.
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Fotografía: Unsplash