Una vez que hemos elegido el colegio de nuestros hijos pensamos que tenemos razonablemente bajo control su educación. ¡Pues no es así! Hay un tercer “socio” en la educación de tus hijos que tiene una gran relevancia: LA TELEVISIÓN, y por extensión el resto de pantallas a las que está expuesto.
Según estudios de la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia, y la consultora Eurodata TV Worlwide, el consumo medio de televisión de un niño de los 4 a los 14 años en España será de 2 horas y 38 minutos. Esto supone que en un año habrá acumulado 960 horas de televisión, es decir habrá estado el mismo tiempo delante de una pantalla que delante de un profesor en clase, donde acumulará 6 horas diarias durante 35 semanas, 1.050 horas aproximadamente en infantil.
Nuestros hijos aprenden de manera global, de todo su entorno, de manera continua. Buscan modelos de referencia a los que imitar; padres, profesores, hermanos, amigos o personajes públicos. Y los medios audiovisuales continuamente están ofreciendo modelos sociales y personales que nuestros hijos tenderán a imitar, sean positivos o negativos. Debemos considerar la enorme importancia de esta influencia especialmente relevante en los primeros años de vida de nuestros hijos.
En el año 2013 una tesis doctoral publicada por Alonso Valdivieso evaluó todas las series de dibujos animados en emisión en ese momento. Del total de series recomendaba diez por los valores positivos personales y sociales que presentaba y había otras diez que desaconsejaba por presentar modelos de extrema violencia, bulling, hiperconsumismo, violencia padres- hijos o hijos-padres, maltrato… La sorpresa es que hoy en día alguna de las desaconsejadas continúan en emisión en horario máxima audiencia cadenas como Clan o Boing y por supuesto, todas ellas disponibles en Streaming en plataformas online; Netflix, Youtubekids y otras.
Parece razonable que cadenas enfocadas a público infantil se preocupan de seleccionar sus contenidos pensando en su público y en lo mejor para el desarrollo de los niños y niñas Pues la realidad está bastante lejos de ser así. Lo más habitual es que las grandes plataformas de contenidos se preocupen de ofrecer mucha variedad de contenidos pero no de qué contenidos están ofreciendo, bajo la premisa de cantidad de oferta frente a calidad. O bien, como ha detectado y denunciado el defensor del menor, traten a nuestros hijos e hijas como usuarios consumidores (consumen publicidad) y por tanto centren su objetivo en captar la atención de los menores sin prestar atención a la calidad educativa de los contenidos que ofrecen, un aspecto del todo secundario.
Pese a todo, existen numerosos contenidos audiovisuales infantiles con gran capacidad educativa y en concreto, un enorme potencial se esconde en dichos contenidos: su influencia en el aprendizaje de idiomas, con especial interés en inglés.
A tenor de los resultados del Estudio Europeo de Competencias Lingüísticas, promovido por la Comisión Europea consolidar el hábito a edad temprana de ver contenidos en inglés (o cualquier otro idioma) tiene un impacto enorme en su aprendizaje. Todos los países que no doblan la TV y la ven en versión original arrojan mejores resultados en las pruebas de evaluación de inglés, especialmente en las competencias orales. Y todos los que doblamos los contenidos de manera sistemática (Francia, Italia, España,..) estamos a la cola en las mismas pruebas de evaluación.
En definitiva, ahora más que nunca, es necesario tener control sobre cuánta TV y pantallas en general ven nuestros hijos, pero debemos atender también a los contenidos a los que acceden . La enorme oportunidad estriba en hacer de la TV una herramienta educativa además de lúdica. Porque tengámoslo claro, la TV y sus contenidos van a educar a nuestros hijos e hijas , la pregunta es ¿De qué manera les educará y cuál es nuestra responsabilidad como padres y madres?.
David Hermoso de Mendoza
Fotografía: Kienyke