Según esta psiquiatra el ser humano no está programado para vivir constantemente «en modo supervivencia
[Periódico ABC] Marian Rojas Estapé, médico y doctor especialista en Psiquiatría, se siente una mujer muy afortunada porque considera que su profesión es la más bonita del mundo. «Ayudo a aportar alegría al que está triste, angustiado, bloqueado, al que lo pasa mal… Soy médico de las emociones. ¡Vendo felicidad! ¿Hay algo mejor que eso?», se preguntó durante la celebración del taller «Cómo hacer que te pasen cosas buenas», impartido durante la celebración del 39º Congreso de Fepace en Sevilla.
A día de hoy, esta psiquiatra confiesa que no entiende cómo su libro «Cómo hacer que te pasen cosas buenas» está en los primeros puestos en ventas. «Creo que el éxito está en cuando lo escribí». Explica que coincidió que justo hace un año su hijo tuvo un accidente muy grave y estuvo ingresado en la unidad de quemados del Hospital de La Paz. «Había firmado con la editorial que lo entregaba a finales de abril de 2018, pero les dije que no tenía la cabeza en aquel momento como para terminarlo. Me advirtieron que había firmado un contrato y que debía cumplir. Me dieron 15 días más. En medio de ese sufrimiento por mi hijo tuve que pensar en escribir sobre cómo hacer que te pasen cosas buenas, ¡y encima estaba embarazada de mi tercer hijo! Finalmente nació el libro a la vez que mi bebé. Entre la rehabilitación de mi hijo y los cuidados del pequeño pedí a la editorial que estuviera varios meses sin que se hiciera publicidad del libro porque yo no podía asistir a ninguna presentación. Mi sorpresa fue que, en poco tiempo, estaba entre los más vendidos. Este libro me ha traído muchas cosas buenas y he llegado a gente que pensé que nunca podría llegar», confiesa.
Durante el taller celebrado en el Colegio Entreolivos explicó a su numeroso público cómo llegar a la felicidad. Aclaró que en los cromosomas hay una parte que son los telómeros, que son nuestro verdadero reloj biológico. Uno puede tener 42 años y en la revisión de telómeros indicar que tiene 47 o 32. «Cuanto más cortos son mis telóremos más probabilidad tengo de enfermar, tener enfermedades cardiovasculares o cáncer. Son un pronóstico en mi vida. Hoy en día sabemos que podemos modificar nuestro telómeros en función de nuestra actitud hacia la vida. Si soy optimista, activa, me cuido, medito…, soy capaz de alargar mis telómeros y tener menos posibilidades de enfermar. Es una cuestión importantísima».
«La felicidad consiste en vivir instalado de forma sana y equilibrada en el presente, habiendo superado las heridas del pasado y mirando con ilusión al futuro»
Aseguró que hablar de felicidad es hablar del sentido que cada uno le damos a nuestra vida. Pero en una sociedad que ha perdido el sentido, el rumbo, «lo hemos sustituido por sensaciones, como pueden ser la comida, el alcohol, el sexo…, aspecto que no son malos de por sí, pero que pueden ser autodestructivos en exceso. Nos hemos convertido en drogodependientes emocionales. Solo actuamos cuando nos mueve una emoción cada vez más fuerte, vibrante. Hemos acostumbrado al cerebro a experiencias de gran intensidad y, como consecuencia, hemos perdido los referentes y los valores necesarios para que nos guíen en momentos de caos. Constantemente en nuestra vida nos podemos perder y tenemos que tener claro el sentido de la vida».
Según Rojas Estapé, cuando una persona tienen motivos para vivir es capaz de superar las dificultades. «Hoy sabemos que el poder de los recuerdos y de las ideas tiene un impacto brutal en nuestro organismo. El ser humano es el único ser vivo que solo con pensar es capaz de amargarse la vida. Los médicos tienen muy estudiada la bioquímica y cuando una persona tiene un propósito en la vida se fortalece. La felicidad, por tanto, consiste en vivir instalado de forma sana y equilibrada en el presente, habiendo superado las heridas del pasado y mirando con ilusión al futuro».
El 90% de las preocupaciones nunca suceden
Explicó que las personas que viven enganchados al pasado son los depresivos y los que viven angustiados por el futuro son los ansiosos. «Depresión y ansiedad, las dos grandes enfermedades del siglo XXI. Nuestra única manera de actuar es estar en el hoy y en el ahora. El 90% de las preocupaciones nunca jamás suceden, pero nuestro cuerpo y mente lo viven como si fuera real: ¿y si me echan del trabajo?, ¿y si me deja mi mujer?, ¿y si mi hijo se engancha a las drogas?, ¿y si mi padre tiene cáncer?… El ser humano no está programado para vivir constantemente en modo supervivencia. Tenemos sometido al cerebro a un estado de alerta constante que está haciendo que el individuo enferme. Y, por ello, hay síntomas de alerta como los del nivel físico (tiembla un ojo, sudan las manos, se estropea la piel, se cae el pelo, surgen problemas gastrointestinales… ¡Todo el cuerpo se inflama! El siglo XXI es el siglo de las inflamaciones».
También el sistema inmunitario se inflama y es cuando surgen problemas de tiroides, paratiroides… «A nivel psicológico la persona se vuelve más irritable, está de los nervios, salta con facilidad, tiene menos concentración, es más propensa a ser depresiva… En el ámbito social no quiere ver a gente, prefiere quedarse en casa…».
Esta psiquiatra aseguró durante la celebración del Congreso de Fepace que «si uno sabe lo que le pasa, si entiende cómo funciona el cerebro, comprenderá más fácilmente por qué su organismo está cada vez más enfermo. «La mente y el cuerpo no distinguen lo real de lo imaginario y si se vive constantemente en alerta uno enferma. La felicidad consiste en cómo conecto yo con el hoy y con el ahora, no es lo que me pasa, sino lo que interpreto que me pasa. Lo que para uno es una alegría para otro no lo es».
Prosiguió matizando que la felicidad consiste en encontrar un motivo por el que levantarse cada mañana. «Hay mucha gente que se levanta sin saber para qué. Nuestro estado de ánimo determina la interpretación que hacemos de la realidad. Cuando intentamos ser felices, que es poner pasión en la vida, las cosas nos van mejor porque conectamos con las personas corazón con corazón y activamos la oxitocina, que es la hormona del vínculo. Otro factor que influye en la interpretación de la realidad es la capacidad de fijar la atención, lo que se denomina el sistema reticular activador ascendente. Nuestro cerebro ve muchas cosas, pero solo se queda con aquello que es importante para mi corazón, mis ilusiones o preocupaciones; por eso la mujer embarazada va por la calle y solo ve carritos de bebé; el que se rompe una pierna solo ve personas con muletas…».
Como conclusión, quiso matizar que para potenciar la felicidad es necesario también apartarse de las personas tóxicas, que acortan los telómeros y, sobre todo, no estar continuamente en alerta, porque nos inflamamos. Por último insistió en que «cuando estemos solos, cuidemos nuestros pensamientos; cuando estemos con los demás, cuidemos nuestra lengua; cuando estemos alterados, cuidemos nuestras emociones; cuando estemos en conflicto, cuidemos nuestro temperamento y, cuando todo nos vaya bien, cuidemos nuestra vanidad».
Laura Peraita
Fotografía: www.grandespymes.com.ar