[ABC.es]
Un nuevo estudio ha intentado relacionar cómo acostarse una hora más tarde provoca un mayor riesgo de obesidad para los niños menores de 6 años. Sin embargo, los investigadores dicen que «los padres no deberían apresurarse a dormir más temprano a los menores», sino que deberían centrarse en mantener una rutina regular a la hora de programar las cenas y la hora de dormir.
La « CNN» se hace eco de un estudio liderado por el Dr. Claude Marcus, profesor de pediatría en el Instituto Karolinska en Suecia y autor de esta investigación recogida en la revista «Pediatrics».
Los investigadores monitorearon el peso, la altura y la circunferencia de la cintura de los 107 niños suecos que participaron en la investigación, todos ellos menores de seis años. El sueño se midió durante siete días consecutivos una vez al año mediante el uso de un rastreador situado en la muñeca de cada menor.
Los investigadores descubrieron que los niños que habitualmente se iban a dormir tarde (a partir de las 21:00 horas), tenían una cintura más ancha y un IMC (índice de masa corporal) más alto.
«Esta hora de acostarse tarde fue un factor que realmente se destacó. Se asoció con un aumento de peso», dijo el Dr. Marcus. «Sin embargo, lo que podemos ver es solo una asociación. Si acuestas a tus hijos antes, ¿cambiaría algo? Eso es algo que no sabemos», puntualiza.
Marcus sugirió que permanecer despierto más allá de las 21:00 horas podría ser una señal de un estilo de vida general que expone a los niños a un mayor riesgo de sobrepeso, en lugar de que su aumento de peso esté directamente relacionado con su hora de acostarse.
Señaló que la hora de irse a dormir de los niños en todo el mundo varía ampliamente, ya que los menores en lugares como España y algunas partes de Asia habitualmente se quedan despiertos mucho más tarde. «Mi hipótesis personal es que esto es más un indicador de una vida más irregular», reconoce el responsable.
La Dra. Nicole Glaser y el Dr. Dennis Styne, ambos endocrinólogos pediátricos de UC Davis Health en Sacramento (California, EE.UU.), opinaron en torno a esta investigación que era posible que la obesidad y el sueño inadecuado podrían ser consecuencias de otros factores como el «exceso» del tiempo de pantallas, la falta de ejercicio o los hábitos de salud de la familia». Además, recordaron que algunas regiones del cerebro involucradas en la regulación de los ciclos de sueño y vigilia también influyen en la alimentación. Por tanto, «el sueño y la regulación del peso corporal están intrínsecamente relacionados en múltiples niveles».
S.F.
Fotografía: Unsplash